Carlos I de España: Rey y Emperador
Carlos I de España: Rey y Emperador
En pleno invierno flamenco, Juana I de Castilla dio a luz el 24 de febrero de 1500 a un infante que forjaría uno de los Imperios más importantes de la Historia y que tendría a España como la pieza más importante. En ese mes de febrero de 1500, nació Carlos I de España y V de Alemania.
Era nieto por parte materna de los Reyes Católicos y por parte paterna de Maximiliano I de Habsburgo y María de Borgoña. En un principio, se iba a llamar Juan en recuerdo del fallecido príncipe castellano y hermano de Juana I de Castilla, pero por deseo expreso de Felipe “El Hermoso” fue llamado Carlos en honor a su bisabuelo llamado “El Temerario” y fallecido en la Batalla de Nancy en 1477. Antes de que Carlos cumpliera el año de edad, su padre le otorgó el título de Duque de Luxemburgo, siendo el primer título que obtendría.
Una sucesión caótica
La educación de Carlos transcurrió en Flandes bajo la tutela de Margarita de Austria, tras el fallecimiento repentino de su padre en Septiembre de 1506. Pese a que su abuelo Fernando El Católico, pretendía nombra al archiduque Fernando I de Habsburgo, hermano de Carlos y su nieto favorito, como su sucesor; los consejeros de Castilla recomendaron seguir la línea natural de sucesión y nombrar a Carlos como heredero al trono. Así, tras la muerte del Rey Fernando de Castilla en 1516, Juana (incapacitada por su supuesta locura) y su hijo Carlos, fueron nombrados Reyes de Castilla.
Al ser un monarca extranjero, recordemos que su educación la realizó en Flandes, no fue tan bien acogido por la nobleza de los territorios donde estaba destinado a ser monarca. Al haber fallecido el Rey Fernando a dos años de que Carlos fuera considerado mayor de edad, los años 1516 y 1517 fueron especialmente convulsos en España y en el Reino de Nápoles. En 1518, las Cortes de Castilla juraron fidelidad ante el Rey Carlos y a su madre Juana. Además, le exigieron al rey que aprendiera castellano y respetara los usos y costumbres de estas tierras.
Una vez que las Cortes de Castilla juraron fidelidad ante el Rey Carlos, lo que lo reconocía como Rey, todo el resto de cortes, también lo reconocieron. No obstante, durante los primeros años de reinado de Carlos hubo ciertos conflictos como las Germanías en Aragón, las Comunidades en Castilla y la Guerra de Navarra, todos ellos resueltos en pro y beneficio de Carlos. El nombramiento como Emperador del Sacro Imperio Románico Germánico hizo que Carlos estuviera fuera de España desde 1520 hasta 1522.
El forjar un imperio
Carlos fue Rey y Emperador y eran notables sus pretensiones de ampliar sus territorios para aunarlo en un solo imperio Felipe II, su hijo, heredó un imperio en el que nunca se ponía el sol. Carlos fraguó un imperio que tenía tierras en Castilla, Portugal (como consorte tras casarse con la reina Isabel), Nápoles, Sicilia, Jerusalén, América, Flandes, gran parte de Centro-Europa y por supuesto, una extensión de territorios por el pacífico tras el viaje de Magallanes y Elcano y otra serie de campañas que confirmaron la hegemonía castellana en ultramar.
Tal era su poder que hasta los papas católicos se rendían ante su poder, en una sociedad sometida al poder eclesiástico. Esto obviamente, causaba malestar en otras coronas europeas como la francesa. Esto hizo que se librara cuatro guerras contras Francia, en la que se defendieron plazas de Italia y Navarra, que era pretendida por los franceses. Además tras la coronación como Emperador, en el norte de Europa comenzó la aparición del protestantismo de manos de Lutero.
El agotamiento de Carlos
Las numerosas guerras y frentes abiertos, hicieron que la moral de Carlos se debilitara poco a poco. Además, el emperador sentía que había fracasado en su pretensión de alcanzar un imperio único europeo. Por ello, decidió abdicar en Bruselas en 1556 en favor de su hermano Fernando y de su hijo Felipe II. No obstante, estas abdicaciones no fueron reconocidas hasta 1558.
Muy fastidiado al sufrir la gota, Carlos decidió retirarse a una región tranquila y con buen clima en Castilla. Tras desembarcar en la cántabra Laredo, se trasladó hasta el Monasterio de Yuste, dónde construyó una casa palacio. En compañía de los monjes jerónimos, pasó sus últimos días falleciendo el 21 de septiembre de 1558 a causa de Paludismo, agravado por la ya mencionada gota.
Hoy en el Blog de Arenal De Sevilla, te hemos traído la interesante historia de uno de los personajes más importantes de la Historia de España. Carlos fue rey y emperador y forjó sin duda tiempos gloriosos para España que se extendieron durante casi dos siglos. Cuéntanos en los comentarios que te ha parecido esta nueva entrada. No olvides visitar nuestra web, ArenaldeSevilla.com, donde encontrarás la mayor colección de productos relacionados con nuestra historia y con la Bandera de España y la simbología de nuestro país.