HeráldicaHistoria de EspañaLa Bandera Española

Historia de la bandera de España (Parte final)

Historia de la bandera de España

DESDE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808-1814)

A lo largo de la guerra (1808-1814), prácticamente todos los Regimientos se vieron forzados a renovar sus banderas, bien por haberlas perdido en combate, como debido a las sucesivas reformas a que fueron sometidos. Estas nuevas banderas, en lo que respecta a los cuerpos regulares ya existentes antes de iniciarse la contienda, y dado que no se publicó ninguna nueva R.O., correspondían, en líneas generales, al modelo 1762. Pero cuando en 1812 se redujo la fuerza de todos ellos a tan solo 1 Batallón, con lo que deberían reducir sus banderas a tan solo la Coronela, se produjo la aparición de un nuevo modelo, no generalizado, en el que el escudo Real figura sobre el cruce del aspa roja de Borgoña, simbolizando tal vez la fusión en una sola de las anteriores Coronela y sencilla. Este modelo coexistió con los anteriores, y sus variantes de confección y detalle son inmensas, destacando por su fácil identificación, el que he denominado “submodelo Cádiz”, caracterizado por un recio galón rojo, que rodea al escudo central, y otro negro que bordea los brazos del aspa.

En cuanto a los nuevos Batallones y Regimientos creados durante la contienda, adoptaron banderas de diseños muy diversos, reutilizando incluso algunas viejas depositadas en iglesias, y aunque la mayoría usó banderas blancas, también las hubo negras, carmesíes y rojigualdas, así como que bastantes permanecieron por largos periodos sin bandera, dadas las especiales circunstancias del momento.

Como al comenzar guerra las tropas del intruso José Bonaparte llevaban banderas blancas, es posible que debido a ello empezase a popularizarse entre las tropas terrestres leales a Fernando VII la Bandera Bicolor, como la enarbolada durante el Sitio de Gerona, hoy conservada en el Museo del Ejército.

FERNANDO VII (1814-1833)

En 1820 fue creada la Milicia Nacional, señalándosele banderas moradas con el escudo cuartelado de Castilla y León en su centro y el de la localidad que daba nombre a cada Batallón en sus esquinas, pero ese mismo año se anuló dicho modelo por otro rojigualda con el lema CONSTITUCION sobre su franja central, y el nombre de la provincia y la localidad en las dos rojas. En 1821 se redujo el número de estandartes y guiones de caballería y dragones a tan solo 1 por Regimiento. Durante el Periodo Constitucional de 1821- 1823, tras la sublevación del General Riego, fue abolido el uso de las banderas, ordenando las Cortes la sustitución de todas las banderas y estandartes del por unas enseñas consistentes en un león de bronce que sostenía, con una de sus garras, el libro de la Constitución. Debido a la Guerra Civil que azotaba el país (1820-1823) esta medida no pudo llevarse a efecto, llegando a entregarse tan solo 1 león de bronce al 2º Batallón del Regimiento Asturias, por haber sido el primero que con el general Riego proclamó la Constitución de Cádiz en Cabezas de San Juan (1820). Finalizado este periodo, se volvió al uso de las banderas tradicionales.

En 1823 regresa Fernando VII al poder absoluto, decretando la disolución de todo el ejército y de la Milicia Nacional. A continuación crea varios Regimientos sin nombre con un número como única identificación, a los que dota de banderas Coronelas y sencillas, en unos casos nuevas, con una corneta y el número del Regimiento en sus esquinas, y en otras reutilizadas de los cuerpos de realistas que, creados en 1822, habían formado el llamado Ejército de la Fe, y reconducido a Fernando al poder absoluto. El 11 de octubre de 1824, se concedieron las dos primeras corbatas de la orden de San Fernando, a los Batallones de Guías y Lealtad, por su participación en el Sitio de Cádiz en 1823.

En 1826 volvieron a tener nombres propios los distintos Regimientos, y poco a poco se fueron dotando de banderas con sus armas en las esquinas, conformes a los varios modelos descritos al referirnos a 1815. Hay que destacar que el Regimiento del Rey recibió por fin en 1830 Coronela y sencillas moradas, vieja aspiración que siempre le había sido denegada, así como que en 1832 la Reina María Cristina entregó al primer Regimiento de cada Arma una lujosa bandera o estandarte dedicado, que en varios casos sería utilizada hasta 1931. La caballería absorbió al Arma de Dragones, pero sus Guiones fueron adoptados por los Regimientos de Caballería Ligera, mientras que la Caballería de Línea continuó con sus Estandartes cuadrados, siendo ya todos de damasco carmesí.

Pese a lo dicho, las Milicias Provinciales no fueron disueltas en 1823, y por lo tanto continuaron con sus banderas anteriores. En 1833 se entregó al nuevo Regimiento de la Princesa sus banderas, que tenían el privilegio de ser las tres Coronelas, y en 1835 al Regimiento Reina Gobernadora se le entregaron igualmente las suyas, con la peculiaridad de que el reverso de su Coronela, y las dos caras de sus sencillas, lucen en su centro una gran corona de laurel con el lema “LA REYNA GOBERNADORA A LOS DEFENSORES DE YSABEL II SIMBOLO DE LA LIBERTAD”, en vez de las armas Reales o el aspa roja de Borgoña. Los demás Regimientos continuaron con sus banderas anteriores, todas blancas menos las moradas del Regimiento del Rey, hasta la conclusión de la guerra Carlista (1833-1840), y en 1841, al ser reorganizado el ejército fueron muchos los Regimientos que renovaron sus banderas por otras similares a las anteriores, y con la única novedad de que sus corbatas tienen ahora flecos, detalle del que habían carecido hasta entonces. El 6 de Junio de 1842 se autorizó que de los Batallones de Milicias de Castilla y de Valencia, pudiesen usar Coronelas moradas. La Artillería siguió con su Coronela blanca y sencillas azules, los ingenieros con las suyas moradas, y la caballería con sus estandartes y guiones carmesíes.

Bajo el reinado de Isabel II se amplió el uso de la Bandera Bicolor al Ejército de Tierra, procediéndose así a unificar la bandera española. Por Real Decreto de 13 de octubre de 1843 se dispuso la sustitución de todas las enseñas del Ejército por otras nuevas rojigualdas, colores hasta entonces utilizados por la armada y por algunos Batallones de la Milicia Nacional, ya que habían ido tomando carácter de símbolo liberal, frente a las blancas, también utilizadas por los carlistas durante la pasada Guerra Civil. Por el citado R.D. en adelante las banderas deberían ser todas rojigualdas, de 1,47 x1,47m, desapareciendo la diferencia entre Coronelas y sencillas, pues todas tendrían en su centro un escudo circular con las armas Reales, reducidas al cuartelado de Castilla y León, con las lises en su centro y la granada en punta, colocado sobre el cruce de una pequeña aspa roja de Borgoña y rodeado por una inscripción en letras negras con el Arma, número y batallón del Regimiento.

Las corbatas deberían ser una amarilla y otra roja, y además aquellos regimientos que antes usasen banderas moradas podrían usar otra corbata de dicho color como distintivo. En 1844 se autorizó al Regimiento de Infantería de San Fernando a bordar en sus cuatro esquinas un óvalo con una llave, en recuerdo de la toma del castillo de Figueras, en 1811. Hacia 1850 se modificó el lema que debería rodear al escudo central, pues además del número del Regimiento comenzó también a figurar su nombre. Pese a lo dispuesto, la adopción real de las nuevas banderas rojigualdas de infantería no se finalizó hasta 1846, y el Regimiento de la Reina Gobernadora seguiría usando las suyas blancas hasta 1854, mientras que el del Rey, por concesión de 1851, no abandonaría su Coronela morada hasta 1931. Algo parecido ocurrió con la caballería, pues el Regimiento del Rey y el de la Princesa seguirían con sus estandartes carmesíes hasta 1931, e igualmente los ingenieros, que tras varias concesiones, en 1850 y 1886 seguiría con sus moradas, y con la artillería, que continuaría con las suyas azules, y que en 1861 las pasó a tener moradas.

GOBIERNO PROVISIONAL(1868-1871)

Durante el Gobierno Provisional se dispuso que en el escudo se sustituyese la corona real por otra mural, que se añadiesen a sus dos lados las columnas de Hércules, y que el cuartelado fuese de Castilla, León, Navarra y Aragón, pero no conocemos ninguna bandera militar en la que esto se cumpliese en su totalidad, aunque sí algunas banderas de voluntarios de Cuba adoptaron el nuevo cuartelado, sin lises, pero con la corona Real. Amadeo de Saboya volvió al modelo de 1843, pero dispuso que el escusón central de las lises se sustituyese por otro de la casa de Saboya, rojo con una cruz blanca. De este modelo solo conocemos 2 banderas de Ingenieros y otras 2 del Regimiento Bailén. La Primera República dispuso la supresión de todos los símbolos reales de los escudos, corona, y lises, y aunque se proyectó la adopción de una nueva bandera tricolor, roja, blanca y azul, al final esta no se modificó.

Con el regreso a España de la casa de Borbón, todo continuó como en 1843, incluidas las excepciones en el uso de las banderas rojigualdas, siendo únicamente destacable la reducción en el número de banderas a tan solo una por regimiento, por R.O. del 31-XII-1904, debiendo conservar en uso cada Regimiento la de su batallón que tuviese la corbata de San Fernando, y en caso de duda la del 1º. A partir de entonces muchos Regimientos desbordaron el indicativo del número del Batallón en su bandera, y aquellos que la recibieron nueva lo hicieron ya con la inscripción de tan solo el nombre y el número del Regimiento.

Hacia 1923 algunos cuerpos del Ejército de Africa recibieron unas peculiares banderas rojigualdas, de aproximadamente 1x1m, con flecos dorados al canto, el emblema del arma en una de sus caras, o en las esquinas del paño, y con su vaina discontinua, detalle este nunca visto en España hasta entonces.

De esta época, y por su curiosidad, hay que reseñar la llamada Bandera de Percha o de mochila. Esta era una bandera que se entregaba a cada soldado y que servía para tapar el equipo colocado en el vasar o percha de los dormitorios. En el combate, la llevaba en la mochila, y si moría era enterrado envuelto en ella. Tenían impreso el escudo de la Unidad sin colores.

El 14 de Abril de 1931 fue derrocada la Monarquía y proclamada la 2ª República, viéndose ya desde el primer momento banderas tricolores, roja, amarilla y morada, simbolizando al nuevo régimen, en vez de la anterior rojigualda, considerada entonces monárquica. Oficialmente fue adoptada el 27 de Abril, y el 6 de Mayo fue descrita con carácter general para el ejército, como formada por tres franjas horizontales de la misma anchura, respectivamente roja, amarilla y morada, con el escudo adoptado en 1868 por el Gobierno provisional en su centro (cuartelado de Castilla, León, Aragón y Navarra, con la Granada en punta, timbrado por corona mural y entre las dos columnas de Hércules), rodeado por inscripción bordada con el nombre de la unidad, siendo negras las letras que figuraban en su mitad superior, y blancas las que se sitúan sobre la franja inferior morada. Otra novedad son sus menores dimensiones, de tan solo 1 x 1 m., así como la presencia de flecos dorados en el contorno de todas ellas, detalle hasta entonces solo apreciado en algunas banderas del Ejército de Africa. No podemos pasar por alto los dos grandes errores en los que se incurrió con este cambio:

1º: La Bandera Bicolor no era la bandera monárquica, como lo demuestra el hecho de que en los Decretos Reales, al referirse a ella, se emplea el termino de BANDERA NACIONAL, existiendo aparte el Pendón Real el cual sí era privativo del monarca y que, curiosamente, en la época de Isabel II era de color morado.

2º: El Pendón de Castilla no es morado, sino carmesí. La confusión existente acerca del color del pendón castellano nació en el siglo XIX, cuando una de las múltiples sociedades secretas, que tanto proliferaron en aquella época, tomó el nombre de “Comuneros” y adoptó el color morado como distintivo, sin que tuvieran ninguna relación con los verdaderos Comuneros que, cuatro siglos antes, habían enarbolado el pendón carmesí en Villalar.

Bando Gubernamental

Inmediatamente después de iniciarse la guerra, se decretó el licenciamiento de toda la tropa y la supresión de todos los regimientos del Ejército, aun incluso de aquellos que habían permanecido fieles a la república, dejando así de utilizarse en dicho bando las enseñas reglamentarias correspondientes al modelo 1931. El lugar del ejército fue reemplazado inicialmente por los numerosos cuerpos de milicias creados por los distintos partidos políticos, los cuales adoptaron casi siempre banderas rojas, o rojinegras en el caso de los anarquistas, con el nombre de la unidad bordado, y en muchos casos simplemente pintado, en letras blancas o amarillas. En estas banderas, que podríamos llamar de emergencia, por haber sido confeccionadas con gran premura dadas las circunstancias, no era tampoco extraña la presencia de emblemas de carácter partidista, como la hoz y el martillo, un puño cerrado, o el escudo de algún sindicato. Este mismo tipo de enseñas fue adoptado también inicialmente por los batallones de Internacionales, distinguiéndose estas por la presencia de lemas escritos en su lengua de procedencia.

Por sucesivas disposiciones del 28 y 30 de Noviembre, y 4, 7 y 16 de Octubre de ese mismo año de 1936 se decretó la formación del llamado ejército Popular, mediante la conversión de todas las milicias y voluntarios en Batallones reglamentados, agrupados de 4 en 4 en las llamadas Brigadas Mixtas. Simultáneamente, y para a lograr la ansiada unidad se dispuso que en adelante volviese a utilizarse únicamente la bandera tricolor republicana, con el nombre de la unidad bordado alrededor de su escudo central, el cual en ocasiones no sería el cuartelado, sino otros emblemas, tales como el “emblema antifascista de Madrid” que figuraba en las banderas dadas por el General Miaja a las Brigadas Internacionales.mPese a tal disposición fue muy frecuente el que bastantes unidades siguiesen usando además “extraoficialmente” sus anteriores banderas cargadas de recuerdos y dedicatorias.

Bando Nacional

Inicialmente se continuó con la tricolor republicana, pero ya en Pamplona el 18 de Julio pudo verse a algunos requetés con la bandera rojigualda. El 29 de Agosto se restableció oficialmente el uso de dichos colores, medida que se amplió el 19 de Septiembre por otra en la que se indicaba como la bandera nacional volvía a ser la rojigualda anterior a 1931, pero con el actual escudo en su centro (el republicano) y sin que “por ahora” llevasen inscripción alguna. En la práctica los Regimientos veteranos se limitaron a ocultar con una franja de paño rojo la morada de sus banderas y estandartes de 1931, dando así lugar a un curioso modelo de enseña rojigualda, con sus tres franjas de la misma anchura y el escudo republicano en su centro. Solo las nuevas unidades construyeron nuevas banderas rojigualdas, con su franja central el doble de ancha que las extremas, y con el escudo de 1931 en su centro, siendo ignorada, en la mayoría de los casos, la indicación de que no se colocasen inscripciones a su alrededor. En cuanto a las Milicias de Falange y Requeté, si bien los primeros usaron inicialmente sus propias banderas rojinegras, los segundos adoptaron ya desde el comienzo y de forma casi unánime, la bandera rojigualda, cargada, eso sí de imágenes religiosas y escudos Reales. Resulta curiosa en este periodo la gran proliferación de banderines y guiones de mando, de colores y diseños sumamente diversos, y casi siempre carentes de toda reglamentación.

El 2 de Febrero de 1938 se dispuso que en adelante el escudo central de las banderas y estandartes sería el de los Reyes Católicos, que por el momento quedó identificado como el mismo republicano, pero timbrado por corona real abierta y colocado sobre el pecho del águila negra de San Juan. Pese a ello casi todas las unidades continuaron con sus anteriores enseñas hasta el final de la contienda. Concluida la Guerra, y pese a la reorganización del Ejército, muchos cuerpos continuaron, de momento con sus rojigualdas improvisadas en el 36, pero a partir de 1940 comenzaron a entregarse nuevas enseñas, cuya principal novedad consistía en que el escudo que figura sobre el águila ha adquirido nuevos cuarteles, convirtiéndose en el mismo que adoptaron los Reyes Católicos tras la toma de Granada, tal y como se dispuso, pero se incumplió, en 1938 y las columnas de Hércules se desplazan hasta fuera de las alas.

El 26 de Julio de 1945 se decretó la supresión de los guiones de mando, que tanto habían proliferado durante la Guerra Civil, y el 11 de Octubre se publicó un detallado reglamento de banderas, que fijaba el modelo de bandera rojigualda ya en uso, pero definiendo mejor sus detalles, destacando un mayor estilizamiento del águila de San Juan, hasta entonces algo rechoncha, así como el nombre de la unidad, que bordado en letras negras volvía a figurar oficialmente (pues extraoficialmente ya lo había hecho) alrededor del escudo central. (Puedes encontrar esta y otras banderas aquí).

Desde la muerte de Franco, en 1975, y hasta 1977, se prosiguió con el reglamento de 1945.

El 21 de Enero de 1977 se aprobó un nuevo reglamento que difería del anterior tan solo en que el águila tenía sus alas mucho más abiertas, (águila “pasmada”), las columnas de Hércules vuelven a colocarse dentro de las alas, y la cinta con el lema UNA GRANDE LIBRE se desplaza del cuello del águila, para situarse por encima de su cabeza. No se construyeron muchas banderas con este escudo.

Por último, y tras la restauración de la Casa de Borbón en el Trono español, en la persona de S.M. D. Juan Carlos I, se publicó en 1978 la Constitución Española, cuyo artículo 42 en su apartado 12, dice:

“La Bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas”.

El 5 de octubre de 1981, la Ley 33/1981, (BOE nº 250, de 19 de octubre de 1981) define el nuevo Escudo de España.

El 28 de octubre de 1981, la Ley 39/1981, de 28 de octubre (BOE nº 271, de 12 de noviembre), sobre el uso de la bandera de España y de otras banderas y enseñas, dice en su artículo 2.2: “En la franja amarilla se podrá incorporar, en la forma que reglamentariamente se señale, el escudo de España”.

El 20 de Octubre de 1982 se ordenó que todas las banderas que tuviesen menos de 50 años (es decir, todas menos la de la Academia General Militar) fuesen sustituidas por otras nuevas del modelo 1981, cuya diferencia con el anterior consiste en que el escudo del águila ha sido sustituido por otro cuartelado de Castilla, León, Aragón y Navarra, con la Granada en punta y el escusón central de la casa de Borbón, timbrado por corona Real y entre con las columnas de Hércules a sus costados. Debe recordarse que no existe un Escudo constitucional, sino una bandera constitucional, que es la bandera sin escudo, ya que el Escudo de España no aparece en la Constitución, sino en una Ley posterior.


Fuentes y fotografías del Instituto de Historia y Cultura Militar.

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