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No es verdad Ángel de Amor…

No es verdad Ángel de Amor…

Se acerca el 1 de Noviembre, Día de Todos los Santos, y hoy en Arenal De Sevilla te traemos un poquito de literatura española. Y como no podía ser de otra manera, el Mes de los Difuntos está estrechamente ligado a una de las obras teatrales más universales. Hoy hablamos de Don Juan Tenorio de José Zorrilla.

Zorrilla
José Zorrilla fue el escritor de Don Juan Tenorio.

Constituye, junto con El burlador de Sevilla y convidado de piedra (1630), atribuida a Tirso de Molina y de la que Don Juan Tenorio es deudora, una de las dos principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan. Una de las obras más reconocibles de Don Juan Tenorio es titulada “La Verdad”, un breve relato de lo que aparenta ser una ruptura amorosa, pero que inesperadamente se convierte en una historia de superación y amor verdadero.

El Argumento

La obra transcurre en la Sevilla del Siglo de Oro, más concretamente en 1545, en los últimos años de Carlos I de España y está dividido en dos partes:

Primera parte

La obra transcurre en la noche de Carnaval. Hace un tiempo don Juan y don Luis Mejía habían hecho una apuesta doble, la cual trataba sobre «quién de ambos sabía obrar peor, con mejor fortuna, en el término de un año» y «quien de los dos se batía en más duelos y quién seducía a más doncellas». La historia comienza un año después de esa apuesta, cuando don Luis Mejía y don Juan se vuelven a encontrar en la hostería del Laurel de Buttarelli, en Sevilla, donde comparan sus hazañas. La apuesta se ha vuelto un gran escándalo en Sevilla, sin embargo nadie sabe a ciencia cierta lo que sucede. Durante la noche arriban a la Hostería del Laurel, la propiedad de Buttarelli, en busca de conocer a fondo los detalles, don Gonzalo, padre de doña Inés, que se ha enterado de la apuesta, y va a la hostería a asegurarse de lo que ha oído, e igualmente don Diego, padre de don Juan, que quiere ver «el monstruo de liviandad a quien pude dar el ser».

Los rivales cuentan los muertos en batalla (don Luis 23, don Juan 32) y las mujeres seducidas (don Luis 56, don Juan 72). Al finalizar don Juan queda como vencedor, sin embargo don Luis lo vuelve a desafiar diciéndole que lo que le falta en la lista es «una novicia que esté para profesar». Entonces don Juan le vuelve a apostar a don Luis que conquistará a una novicia y que, además, le quitará a su prometida, doña Ana de Pantoja. Don Luis, ante las palabras del otro, envía a su criado, Gastón, a avisar a la justicia; mientras que don Juan hace lo mismo con Ciutti.

Al oír el desafío, el comendador don Gonzalo de Ulloa, padre de doña Inés, que llevaba en un convento desde su infancia y estaba destinada a casarse con don Juan, deshace el matrimonio convenido. A la hostería llegan dos rondas de alguaciles que ponen bajo arresto a los dos nobles. Don Luis logra salir de la cárcel y va junto a doña Ana para suplicarle que se mantenga firme ante don Juan, que irá tras ella. Don Juan también sale, y en la calle de la casa de doña Ana hace encerrar a don Luis. Luego conversa con Brígida, la beata comprada del convento, que le explica cómo entrar en este sin ser visto.

Don Juan Tenorio
La representación de Don Juan Tenorio es una tradición española del Mes de los Difuntos

La última acción de don Juan, para asegurar la apuesta, es llamar a Lucía, la sirvienta de doña Ana, para pedirle que abra las puertas de la casa a cambio de dinero y a las diez de la noche, a lo que Lucía accede. En tanto, doña Inés lee una carta de don Juan, en la que declara abiertamente su amor hacia ella. Cuando ha concluido, don Juan penetra en la celda, lo que provoca que ella se desmaye. Don Juan la toma y la lleva a su casa. Don Gonzalo llega, tiempo después, a contarle a la madre abadesa que la dueña de doña Inés está comprada y que teme por su bienestar. Aparece entonces la hermana tornera anunciando la desaparición de doña Inés. En la casa de don Juan, doña Inés cae en las redes del galán. Unidos por su amor, están dispuestos a todo. En ese momento llega don Luis, que quiere matar a don Juan. Casi inmediatamente llega don Gonzalo con gente armada. Don Juan manda a don Luis a una habitación contigua para que espere.

Don Juan se humilla ante don Gonzalo suplicando que le conceda a su hija a cambio de pruebas que él mismo dispone. Don Gonzalo se niega. Don Luis sale del cuarto y trata de aliarse con el comendador para matar a don Juan, pero finalmente resulta ser este último el asesino, dándole un balazo a don Gonzalo y una estocada a don Luis. Don Juan huye de Sevilla en un bergantín hacia Italia.​

Segunda parte

Cinco años después de la acción anterior, don Juan vuelve a Sevilla, buscando el antiguo palacio de la familia de los Tenorio y encontrando en su lugar el cementerio donde están enterrados don Luis y el Comendador, además del resto de las víctimas muertas a manos de él. Admirando las estatuas, don Juan descubre un sepulcro inesperado, el de doña Inés, que había muerto de pena al comprender que don Juan y ella jamás podrán estar juntos a pesar de amarse profundamente.

Llegan al lugar Centellas y Avellaneda; la presencia de estos dos viejos amigos hace que don Juan los invite a su casa a cenar junto con el espíritu de don Gonzalo, de donde procede la idea de que se haya basado Zorrilla en El convidado de piedra de Tirso de Molina. Más tarde, mientras cenan, suena un aldabonazo y hace su aparición el espectro del Comendador, que acude con el objetivo de conducir a don Juan al infierno. Sin embargo el espectro de doña Inés intercede y logra que ambos suban al Cielo entre una apoteosis de ángeles y cantos celestiales.

La relación de Don Juan Tenorio y el Mes de los Difuntos

Los escenarios lúgubres y misteriosos donde se desarrolla la obra del Tenorio, hacen que su relación con la festividad de los Difuntos sea muy estrecha. Durante el mes de Noviembre, que la Iglesia Católica lo dedica a la memoria de los Fieles Difuntos, se suele representar la obra de teatro en muchos rincones de España.

Tenorio Difuntos
El Tenorio es una obra muy versátil que puede ser interpretada en un teatro e incluso, en rutas teatralizadas en la calle.

No fue hasta finales del siglo XIX en que se convertiría en una ‘obligada tradición’ la representación anual del Tenorio en la Noche de difuntos, pero no en todos los lugares se realizaba en la noche del 31 de octubre, sino en la del 1 de noviembre, debido a que esa era precisamente la víspera del Día de los Fieles Difuntos (que cae realmente el 2 de noviembre, aunque en nuestro calendario actual no es festivo), por lo que, con los años, se trasladó dicha representación a la noche del 31 de octubre por sí ser víspera de un día festivo.

La obra ‘Don Juan Tenorio’ se estuvo representando ininterrumpidamente en esa fecha durante los tres primeros cuartos del siglo XX, siendo su representación discontinua, en muchos lugares, a partir de las últimas décadas de ese siglo.

Parece ser que en estos últimos años se ha recuperado la costumbre de representar el Tenorio en la noche de difuntos en un gran número de poblaciones, gracias al empeño y sacrificio de un gran número de personas que han trabajado para rescatar esas tradiciones que, como puede comprobarse, hoy en día conviven y son totalmente compatibles con los actos lúdico-festivos de la noche de Halloween que, recordemos, no es más que la forma anglosajona de llamar a la Víspera del Día de Todos los Santos.

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