Batalla del Ebro

Comenzamos aclarando el significado que tenía este enfrentamiento para España.

Nos encontramos en plena guerra civil española, era la última baza que le quedaba al bando republicano para intentar ganar posiciones estratégicas ante el avance imparable del bando franquista. Era la posteriormente conocida como Batalla del Ebro (julio-noviembre, 1938).

En los casi cuatro meses que duró el conflicto se convirtió en una de las batallas más sangrientas de la historia de España, con un elevado número de bajas en ambos bandos, (en torno a las 10 000 pérdidas para el bando republicano, frente a las 7 000 pérdidas del bando franquista). Lo que destaca principalmente de este conflicto es la intensidad y crueldad de sus actos al contar con gran poder aéreo y de artillería.

El detonante de la trifulca vino provocado por la división del bando republicano en dos partes tras la ofensiva de Aragón (abril, 1938). La gran consecuencia de ello fue el aislamiento de Cataluña. Los republicanos pensaban que esto no sería un problema de elevada índole, tal y como parecía a priori, al contar con buenos recursos militares y una experiencia en combate ya contrastada. Pero como en todos los conflictos, uno de los bandos tenía un mayor potencial armamentístico y, sobre todo, contaba con el apoyo militar de Alemania e Italia entregando los recursos necesarios para el conflicto.

Observando la contienda, el horizonte se preveía claramente victorioso para el bando franquista por lo que el general del bando republicano, Vicente Rojo Lluch intentó una última ofensiva con el objetivo de, al menos, acercarse realmente a la posición franquista.

La ofensiva comenzó a finales del 25 de julio. Los soldados cruzaban el río Ebro como buenamente podían, a través de puentes improvisados o balsas que construyeron con restos que encontraban de la contienda.

En cambio, (aquí se observa una de las principales diferencias entre los recursos de ambos bandos) los franquistas tenían a su disposición puentes de hierro y ubicaron tanques en puntos estratégicos para repeler la ofensiva.

Cuando los republicanos se percataron de que el ataque no iba a tener el efecto que pretendían, decidieron cruzar por otros puntos del río de manera que estos ataques ya contaban con el factor sorpresa frente a sus rivales. Surtió efecto y los componentes del bando franquista se replegaron como pudieron a poblados cercanos refugiándose de la ofensiva enemiga.

Se hicieron numerosos prisioneros franquistas y parecía que las fuerzas de ambos bandos se equilibraban.

Pero progresivamente el ataque fue perdiendo poder por falta de recursos previos y, principalmente debido a no contar con un apoyo aéreo más rápido y efectivo.

El hecho clave en este punto fue el deseo del general Juan Modesto de bombardear la población de Gandesa, pero no pudo porque el apoyo aéreo no llegaba, podemos decir que este hecho marcó el devenir del conflicto.

El bando republicano vio como sus esperanzas de igualar fuerzas en el conflicto se vieron reducidas drásticamente, por lo que se atrincheraron en puntos estratégicos con el objetivo de resistir y esperar apoyo.

La única esperanza que le quedaba en ese momento a los republicanos es que la Guerra Civil española se uniera a una gran guerra europea y las democracias europeas decidieran ayudarlos. Cuando todo parecía perdido para el bando republicano, Alemania decidió dejar de proveer armamento y apoyo a los franquistas. Su máximo representante, el general Francisco Franco, se preocupó por la situación. Ante ello, la única opción era atacar a los republicanos con todo lo que tenían para hacer frente a sus rivales y así lo hizo.

Principalmente centraron sus esfuerzos en combate aéreo destruyendo los puentes prefabricados republicanos y abriendo los embalses de Tremp y Camarasa. Tras numerosos encontronazos, las tropas republicanas fueron retrocediendo gradualmente hasta encontrarse prácticamente en la misma situación previa al inicio del conflicto. Sin olvidar que las Brigadas Internacionales no apoyaron cuando estaban teniendo un papel relevante. A mediados de noviembre se dio por finalizada la contienda con la victoria del bando franquista.

Los vencedores de la contienda sufrieron numerosas bajas, por la táctica de batalla de su general Francisco Franco de realizar ataques frontales en vez de flanquearlos, desoyendo el consejo de sus tropas. Consiguió la victoria en este importante conflicto y asestó un golpe crucial para el desenlace de la Guerra Civil.

El balance final de la guerra se saldó con 61 000 bajas para el ejército republicano (sumando muertes, heridos y prisioneros de guerra que no se recuperaron) y 40 000 bajas para los franquistas (sumando muertes, heridos y prisioneros de guerra que no se recuperarlo.

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