La Inmaculada Concepción y el Patronazgo de España
La Historia de España está sujeta, en muchas ocasiones, a la épica de nuestros antepasados que lucharon por nuestro país o fines estrechamente relacionados con él. Siempre se suele relacionar esta épica a milagros, y más en un país con una extensa tradición Católica, Apostólica y Romana, como es el caso de España. De hecho, hay muchas advocaciones religiosas estrechamente relacionadas a la Historia de nuestro país y hoy en nuestro Blog, te traemos la historia de una de ellas: la Inmaculada Concepción.
El milagro de Empel y el origen de la devoción a la Inmaculada
Era el 7 de diciembre de 1585 y en Flandes, el frío calaba hasta los huesos del Tercio de Zamora, mientras caía una lluvia que incrementaba la sensación de una más que posible derrota. Frente a los españoles, una flota de más cien barcos de las Provincias Unidas, Inglaterra y Francia.
Frente a la clara superioridad del ejército rival, el jefe enemigo propuso la rendición a los nuestros, encontrando una clara respuesta: “Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos”. Esta respuesta llevó a la flota hostil a continuar la batalla inundando el territorio al abrir diques de contención. Esto llevó a los Tercios a refugiarse en el montecillo de Empel, el único terreno que no quedó bajo las aguas.
Ya refugiados en esta localización, los hombres españoles excavaron una zanja para defenderse de la batalla. Encontraron una tablilla con una imagen de la Virgen María y la colocaron en un improvisado altar y encomendándose a Ella y a su Inmaculada Concepción, para ganar la contienda.
La noche del 7 al 8 de diciembre, se levantó un viento inusual que congeló las aguas que rodeaban el refugio de los españoles. Los Tercios aprovecharon el hecho tan insólito que se les presentó y caminando por el hielo, atacaron a la flota enemiga al amanecer, obteniendo una clara victoria. Tan insólito fue el acontecimiento que el almirante enemigo, Hohenlohe-Neuenstein, llegó a decir: “Tal parece que Dios es español al obrar tan grande milagro”. A partir de ese día, la devoción a la Inmaculada Concepción incrementó en toda España, siendo proclamada como Patrona de los Tercios de Flandes e Italia.
La Inmaculada Concepción de María y su defensa en España
El Milagro de Empel significó tanto, que la devoción en años posteriores hacia la Inmaculada Concepción se multiplicó de forma absoluta.
El 29 de septiembre del año 1615, la Archicofradía Primitiva de Nazarenos de Sevilla (El Silencio), hizo un voto para creer, defender y dar hasta la vida por la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Se trata así de la primera defensa sin ser aún Dogma de Fe. Estos dos acontecimientos hicieron que el Pueblo Español tomara el 8 de diciembre como fiesta de la Inmaculada Concepción. Una fiesta popular pues al no estar reconocida por la Iglesia Universal, no podía ser fiesta oficial en el Reino. Multitud de artistas del Barroco Español como Valdés Leal y Murillo, ambos afincados en Sevilla, retrataron en sus pinturas la Inmaculada Concepción, mostrando su iconografía y que permanece en la actualidad, tras siglos de historia.
Es por ello que Sevilla, es considerada como cuna del Inmaculismo, haciéndose multitud de actos en torno a esta festividad, tanto religiosos como culturales. Destaca la Ronda de Tunas en la noche del 7 al 8 de diciembre, la misma fecha exacta del Milagro de Empel. Además, la tradicional devoción a la Inmaculada del pueblo sevillano, ha sido llevada hasta la música Rock a través de Silvio Fernández Melgarejo y su grupo Sacramento. En una de sus canciones más populares titulada “La Pura Concepción”, la letra dice textualmente: “María es la Pura Concepción que antes que Roma, Sevilla proclamó”.
La Inmaculada, Dogma de Fe
Pese a tener una gran tradición e historia en España, no es hasta 1854 cuando la Iglesia Universal reconoce la Inmaculada Concepción de la Virgen María como Dogma de Fe Católico a través del Papa Pío IX. De hecho, existe un Dulce Español dedicado al pontífice por este acontecimiento, hablamos del Pionono.
Esta declaración hace que los patronazgos de la Inmaculada se afiancen, siendo nombrada el 12 de noviembre de 1892 por la Reina María Cristina, Patrona del Arma de Infantería del Ejército Español, siendo Patrona y Protectora de España desde 1644, dos siglos antes del reconocimiento del Dogma de Fe.
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